Con la llegada del frío y de la lluvia muchos ciclistas optan por aparcar sus bicis y entrenar en el rodillo o la bicicleta estática. Muchos otros prefieren continuar saliendo a rodar independientemente de las condiciones meteorológicas adversas.
Son precisamente estas condiciones meteorológicas las que probablemente puedan dañar más nuestra bici y los componentes más delicados. De ahí que durante el invierno tengamos que prestar especial atención al cuidado de nuestra máquina. Especialmente estas condiciones pueden dañar la transmisión y los rodamientos de la bici.
Y más si practicamos el gravel o BTT, pues nuestra bicicleta acabará llena de suciedad, barro, ramas, etcétera.
De ahí que te lancemos unos cuantos consejos a seguir después de haber rodado unos cuantos kilómetros durante el otoño y el inviernos. Así podrás poner a punto tu bicicleta y tenerla en perfecto estado para tu próxima salida invernal.
Limpieza a fondo
Lo ideal es lavarla poco después de llegar a casa para evitar que el barro y la suciedad puedan penetrar e incrustando en la bici. Para ello usa un buen producto limpiador para bicicletas así como bayetas y cepillos.
Será recomendable igualmente utilizar agua caliente y secarla con algunos paños (puedes utilizar ropa vieja que no importe que se manche de grasa).
Además tendrás que prestar especial atención a ciertas partes, como la suspensión, la transmisión, los frenos… pero vayamos por partes.
Especial atención a la transmisión
Tener un cuidado especial en el sistema de transmisión es básico para el buen funcionamiento futuro (así como los años que te vaya a durar) de tu bicicleta. Limpiar con un cepillo, agua caliente y jabón especial para cadenas tanto los platos y piñones como la propia cadena es esencial para posteriormente engrasarla.

Pero antes será recomendable secar con un paño la cadena e incluso podemos usar un secador a baja temperatura para ayudar en este proceso de secado. Posteriormente utilizaremos lubricante, ya sea clásico o específico para el invierno. Incluso en este artículo os explicamos cómo usar cera para lubricar nuestra bici.
Revisa las ruedas
Tras la limpieza, comprueba que tus ruedas no han sufrido más de lo necesario. Comprueba que los tacos no se han degradado en exceso, que no se han roto, que no está cuarteada la rueda… y finalmente revisa y añade líquido sellante en caso de llevar ruedas tubeless y si fuera necesario.
Echa un ojo a los cambios
Durante la salida ya habrás comprobado si el cambio funcionaba bien o no. Si has notado algún problema tocará arreglarlo tras la limpieza. En cualquier caso no está de más que, con la bici en la burra, repases toda la configuración de cambios. Además esto ayudará a distribuir el lubricante por todos los piñones y platos.
Frenos
Una de las partes más importantes de la bicicleta es el sistema de frenado. Dependiendo del tipo de bicicleta que lleves puede ser que los cables se hayan ensuciado y embarrado, limitando la potencia de frenada.
Comprueba que funcionan correctamente y echa un vistazo a las zapatas y los discos. Si notas signos de desgaste será interesante adelantarte y comprar pastillas nuevas no vaya a ser que en la próxima salida ya te toque cambiarlas…

Revisa la suspensión
Tanto si has rodado solo con suspensión delantera como si tu bici tiene doble suspensión, es interesante que revises a fondo posibles restos de suciedad. Tras esta limpieza a fondo lubrica bien el engranaje con líquidos específicos para suspensiones. Te evitarás más de un problema en el futuro.
Rodamientos
Los rodamientos son esenciales para el buen funcionamiento de la bicicleta y sin embargo apenas les prestamos atención. Mueve todos los engranajes y límpialos a fondo.
Si oyes crujidos y ruidos extraños será interesante plantearte desmontar esa parte de la bici, como puede ser los pedales, la dirección, el buje… limpiarlo bien, reengrasarlo y volver a montarlo. Si no lo haces acabarás rompiendo esa parte de la bici y reduciendo la vida útil de los componentes.