No podía ser otro. Tenía que ser Rigoberto Urán que este mes de diciembre, cuando se terminé su contrato con el EF Education-EasyPost, dejará el ciclismo a los 37 años. Pero eso no significa que vaya a dejar el deporte de élite.
“Mi objetivo es ser futbolista profesional”, ha explicado en una magnífica entrevista en El Colombiano y ha puesto de pie a la atención de los demás, porque Rigo es un hombre especial, cuyos sueños nunca hay que confundirlos con delirios de grandeza. “No se pierde nada por intentarlo”, dice como si fuese el chaval que envía el currículum a una gran empresa.
Pero es que el día que cumpla 65 años Rigoberto Urán seguirá siendo tan joven como en su primera carrera ciclista. “En un país de extremos como Colombia existe un extraño consenso alrededor del ciclista Rigoberto Urán”, escribió de él Juan Diego Quesada, el periodista de El PAÍS, que se atrevió a preguntarle por presentarse a las elecciones.
-Varias veces me lo han dicho: Oiga, Rigo, usted de presidente -contestó él-. Pero no, no. Si uno quiere vivir rico, hay cosas en las que mejor estar callado.
Aunque siempre está sonriendo, a Rigoberto Urán siempre hay que tomárselo en serio. Pero ése no es el reclamo de un ciclista que fue dos veces segundo en el Giro de Italia y uno en el Tour de Francia, sino el del hombre que preguntó en voz alta: “¿Qué sentido tiene venir hasta un Tour de Francia y no gozarlo si es la carrera que soñaba hacer de niño?”
Ahora hay que ver si se materializa el futbolista que amenaza su cabeza. Si acaba dándole un pase a James en El Campín o celebrando un gol con Asprilla. Pero el nombre de Rigoberto Urán es una herencia en sí mismo, un ciclista que ha sido más que un ciclista, un hombre al que la bicicleta no le ha impedido ejercer de empresario, donde llevó al pie de la letra esta máxima:
-No se llega arriba siendo mezquino. Hay que ser generoso con los demás.
Y, s0ea cual sea el futuro, se le echará de menos en el ciclismo donde, a pesar de su currículum, se especializó en ser uno más: “La gente con buena actitud, aunque tenga dificultades, recibe ayuda”.
Porque, en definitiva, Rigoberto Urán fue el hombre que pronosticó su padre antes de ser asesinado por unos paramilitares que robaban ganado. “Cuando se emborrachaba con aguardiente, mi papá decía que su hijo iba a ser una persona reconocida. Sus amigos se reían, no le creían”.