Tadej Pogacar lo ha vuelto a hacer. Era día de gloria e historia, solo para unos elegidos que escogieron competir, pero sobre todo sufrir en los adoquines de Flandes, en esos siete duros tramos llenos de máxima dureza, donde las piernas flaquean y la mente se enturbia.
Y la santa gloria ha sido para Pogacar, que, como hizo hace dos años, ha vuelto a vencer en el segundo monumento del año con una estocada final que le ha servido para irse en solitario durante la última parte de la carrera y sellar así su segunda Ronde Van Vlanderen.
En un escenario icónico por las dos subidas míticas del Tour de Flandes, el esloveno ha dejado una huella imborrable con una actuación legendaria con tan solo 26 años. Con un ataque explosivo en el Viejo Kwaremont, soltando a Mathieu van der Poel y los demás favoritos, el líder del UAE Team Emirates vuelve a escribir otra página en el libro de las actuaciones antológicas de este apasionado deporte con su victoria 92.
Y lo hizo derrotando a especialistas en la materia como Mads Pedersen, Van der Poel y Wout van Aert que entraron así de escalonados en meta.
Tadej repite la historia dos años después en el viejo Kwaremont y suelta a Van der Poel. Es el momento decisivo de la carrera. #RVV25 pic.twitter.com/BrbYTPMEHa
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La carrera belga de 268,9 kilómetros entre Brujas y Oudenaarde, uno de los cinco monumentos del ciclismo, se resolvió con un espectáculo digno de los mejores tiempos. Pogacar, que ya había ganado esta prueba en 2023, repitió su gesta con una exhibición táctica y física inapelable.
Ni Pedersen que ganó Gante-Wevelgem, ni van Aert que quería rehacerse tras su derrota en A Través de Flandes y ni tampoco van der Poel tras su estelar estado de forma y la moral por las nubes después de ganar la Milan San Remo pudieron con el que se va convirtiendo cada vez más en el sucesor de Eddy Merckx.
El defensor del título y gran favorito junto al esloveno, fue el último en resistir, pero tuvo que rendirse ante el empuje de Pogacar en el Viejo Kwaremont. El ataque fue tan contundente que el neerlandés no pudo ni responder tal como si pudo hacer cuando el mismo esloveno probó de atacar mucho antes, a 56 de meta, en el segundo paso por el Kwaremont.
Un momento decisivo, pero que no consiguió despegarse de los Van der Poel, Van Aert, Pedersen y Matteo Jorgenson. Mucho talento para el campeón del Mundo, que lo volvió a probar diez kilómetros después, en el famoso Koppenberg donde en 2024 se desató la locura. Pero, Van der Poel era capaz de aguantarle en los muros, tal se desató la locura en 2024.
Parecía que se volvía a repetir la historia de San Remo con las dos estrellas en solitario, pero el mejor Van Aert hasta ahora les alcanzó y se llevó a Pedersen y Stuyvens. Pero, por poco tiempo, porque después que el ciclista del Visma intentará sorprender, Pogacar tiró de paciencia y estrategia para preparar su ataque definitivo.
Ataque demoledor
El momento clave se produjo a falta de unos 17 km para la meta, en el último paso por el Viejo Kwaremont. Allí, Pogacar aceleró con una potencia sobrehumana y abrió una brecha que ya nadie cerraría. Fue un ataque seco, medido, con precisión quirúrgica. Como si se tratará de un déjà vu, como en 2023, el esloveno eligió este punto para desatar su ofensiva.
Un movimiento casi calcado, pero con la misma eficacia demoledora. El público, entregado, rugía al paso del ciclista que bailaba sobre los adoquines. Desde ese instante, la carrera fue un monólogo del esloveno que aumentó la ventaja pedalada tras pedalada mientras sus rivales se miraban, impotentes. El espectáculo estaba servido: ciclismo en estado puro.
Detrás, el grupo perseguidor con Van der Poel, Van Aert, Stuyvens y Pedersen intentaron organizarse sin éxito. Nadie tenía piernas para recortar la diferencia. El vigente ganador del Tour de Francia volaba en solitario hacia la gloria. Su pedaleo, firme y elegante, era una declaración de poderío.
Actuación memorable
El Tour de Flandes vivió así una nueva página dorada en su historia. Y lo hizo de la mano de un corredor único, que combina inteligencia táctica con una fuerza bruta pocas veces vista en este deporte.
En la misa mayor…
En el gran domingo flamenco…¡¡¡ !!!
El campeón del mundo lo ha vuelto a hacer y completa su enésima gesta.
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Sin duda, fue una jornada de ciclismo puro, de espectáculo y emoción, en la que Pogacar demostró por qué es uno de los grandes de la historia.