La Costa Blanca se ha convertido en un verdadero paraíso para ciclistas de todos los niveles, desde profesionales hasta aficionados. Y no solo brilla como un destino de ensueño para el ciclismo en carretera, sino que también destaca en modalidades de MTB y gravel, atrayendo a quienes buscan los mejores escenarios y condiciones para entrenar, desplazando a otras ubicaciones como la Toscana italiana o el sur de Francia que antaño eran los lugares predilectos.
Este rincón del mediterráneo situado en la provincia de Alicante ofrece una combinación única de factores que la hacen irresistible para los amantes del ciclismo Ahora explicaremos el por qué.
La Costa Blanca, un referente del turismo deportivo
Aunque los equipos profesionales son los protagonistas indiscutibles de la pretemporada ciclista en la Costa Blanca, cada vez más ciclistas amateurs eligen este destino para disfrutar de las dos ruedas. La posibilidad de recorrer las mismas rutas que los equipos de élite, combinado con la excelente oferta hotelera y el clima favorable, ha impulsado el auge del cicloturismo en la región, ofreciendo servicios adaptados a las necesidades de ambos colectivos.
La apuesta de la Costa Blanca por el turismo ciclista es clara, y tanto las administraciones como el sector privado han trabajado para mejorar las infraestructuras y servicios destinados a los ciclistas. El turismo deportivo se ha convertido en un pilar fundamental para la desestacionalización del turismo en la región.
Un paraíso ciclista: terreno y clima excepcional
Una de las principales razones por las que la Costa Blanca ha ganado tanta popularidad entre ciclistas de élite y aficionados es su diversidad geográfica. La región cuenta con una amplia variedad orográfica, desde puertos de montaña hasta largas rectas llanas, lo que la convierte en un campo de entrenamiento ideal para cualquier tipo de ciclista. Los escaladores pueden disfrutar de ascensos icónicos como el Coll de Rates o el Alto de Aitana, puertos que albergan competiciones como la Vuelta a España, que resultan impresionantes para cualquier ciclista que se enfrente a esta aventura.
Por otro lado, los ciclistas encuentran en las rutas de media montaña el terreno perfecto para afinar sus habilidades, mientras que los velocistas disfrutan de largas rectas y trayectos llanos para trabajar a alta velocidad con escaso tráfico en esa época del año. Esta variedad permite a los equipos ciclistas crear programas de entrenamiento adaptados a las necesidades de cada perfil de corredor, lo que es un gran atractivo para los equipos profesionales que buscan un lugar donde entrenar idóneo para toda su escuadra.
El clima es otro factor clave. Mientras en gran parte de Europa el invierno trae frío, lluvia y nieve, la Costa Blanca goza de temperaturas suaves y cielos despejados, lo que permite entrenar al aire libre durante los meses más duros. Esto es especialmente importante de cara a la constancia en los entrenamientos evitando las interrupciones meteorológicas que suelen ser frecuentes en el norte de Europa. Con más de 300 días de sol al año, la Costa Blanca garantiza las condiciones perfectas para rodar durante largas jornadas sin preocuparse por el mal tiempo.
Instalaciones de primer nivel para ciclistas
Otro de los grandes atractivos de la Costa Blanca para los equipos ciclistas profesionales es la calidad de sus instalaciones. En los últimos años, varios hoteles de la región han adaptado sus infraestructuras para satisfacer las necesidades específicas de los equipos ciclistas, ofreciendo desde zonas para guardar bicicletas hasta gimnasios equipados, talleres de mantenimiento, spa y menús personalizados para deportistas como el Hotel Cap Negret, en Altea, que ha sido sede de entrenamientos de equipos como el Movistar Team, el Astana, y el UAE Team Emirates, con servicio de restauración adaptado a las exigencias nutricionales de los deportistas.
El Denia Marriott La Sella es otro de los alojamientos favoritos para los equipos, como el Trek-Segafredo o el AG2R-Citroën, junto con muchos otros establecimientos de menor tamaño que también se han especializado en el cicloturismo, creando una red de alojamientos pensados para satisfacer las necesidades de los ciclistas más exigentes.
Logística perfecta y ambiente ciclista
Otro de los puntos fuertes de la Costa Blanca es su accesibilidad. La región está conectada por una excelente red de carreteras y dos aeropuertos internacionales, el de Alicante y el de Valencia, lo que facilita los traslados para los equipos que viajan con un séquito de ciclistas, técnicos, mecánicos y material. La logística es un aspecto clave para cualquier equipo profesional, y la Costa Blanca ofrece una infraestructura que hace que todo sea más sencillo.
Pero quizás lo más especial de la Costa Blanca es el ambiente ciclista que se respira. Durante los meses de pretemporada, es fácil cruzarse en las carreteras con pelotones de equipos profesionales como el Lotto-Dstny, Soudal Quick-Step, Bahrain Victorious o Groupama-FDJ, que eligen la zona año tras año para sus concentraciones. Este ambiente de alta competición genera un efecto contagioso entre los ciclistas amateurs, que tienen la oportunidad de compartir carreteras con sus ídolos y experimentar de cerca la intensidad del ciclismo profesional.
MTB y gravel: explorando nuevas rutas
Aunque el ciclismo en carretera es el gran protagonista en la Costa Blanca, la región también es un paraíso para los amantes del MTB y el gravel. Las montañas que rodean la Costa Blanca están llenas de rutas espectaculares para la bicicleta de montaña, ofreciendo recorridos que permiten a los ciclistas sumergirse en la naturaleza y disfrutar de paisajes impresionantes.
Uno de los destinos más populares para el MTB es Parcent, en la Marina Alta. Esta localidad es el punto de partida de diversas rutas de mountain bike que atraviesan paisajes montañosos únicos. Desde aquí, se puede acceder a la Sierra de Bèrnia, una ruta muy demandada que regala unas impresionantes vistas del litoral, desde el Montgó hasta el Peñón de Ifach. También destaca la Ruta del Moscatel, que une los pueblos de Xaló, Senija y Llíber, atravesando caminos agrícolas rodeados de viñedos.
Para los aficionados al gravel, la Costa Blanca también ofrece un sinfín de posibilidades gracias a su vasta red de caminos rurales y senderos. Las rutas de gravel permiten explorar áreas menos conocidas de la región, combinando tramos de asfalto con pistas de tierra en entornos naturales. Entre las rutas recomendadas para gravel, destaca el recorrido que conecta la costa de Benissa con el interior montañoso, pasando por pequeños pueblos y disfrutando de vistas espectaculares.
En conclusión, la Costa Blanca no es solo un lugar donde entrenar; es un verdadero paraíso para ciclistas de todos los niveles, donde cada pedalada cuenta y donde el ciclismo se vive con pasión. Desde las rutas de montaña para MTB hasta las largas carreteras, la Costa Blanca tiene algo especial para todos los amantes de la bicicleta.