Una segunda y prospera vida. Normalmente, cuando se rompe, se extravía o se desgasta una bicicleta, un casco, un cuadro o una rueda, lo normal es tirar ese producto y cambiarlo por otro totalmente nuevo. ¿Pero, y si se da una segunda vida a ese componente y se puede reutilizar de alguna forma para que continúe siendo útil?
Eso mismo es lo que impulsa la economía circular, un modelo económico que busca reducir el desperdicio y maximizar la eficiencia, manteniendo los productos, materiales y recursos en uso durante el mayor tiempo posible. A diferencia del modelo lineal tradicional de “usar y tirar”, la economía circular promueve la reutilización, el reciclaje y la regeneración de materiales y productos al final de su vida útil.
Las empresas líderes en la industria implementan planes estratégicos para integrar la sostenibilidad en toda su cadena de valor, invirtiendo en prácticas responsables y tecnologías limpias.
Alargar el uso
En el ámbito del ciclismo, la economía circular se manifiesta en diversas prácticas sostenibles adoptadas por empresas y ciclistas. Una de las principales iniciativas es el reacondicionamiento de bicicletas usadas, lo que permite extender su vida útil y reducir la necesidad de fabricar nuevas unidades. Este enfoque no solo disminuye la generación de residuos, sino que también ofrece bicicletas de calidad a precios más accesibles.

El mantenimiento y la reparación de bicicletas también juegan un papel crucial en la economía circular. Al fomentar la reparación de componentes en lugar de su reemplazo, se prolonga la vida útil de las bicicletas y se minimiza el desperdicio. Esta práctica no solo beneficia al medio ambiente, sino que también puede generar ahorros significativos para los ciclistas.
Producción sostenible
Además, la industria ciclista está explorando el uso de materiales reciclados en la fabricación de bicicletas y sus componentes. Por ejemplo, algunas empresas están incorporando plásticos reciclados en cuadros y accesorios, lo que contribuye a que el ciclismo pueda reducir las emisiones de CO₂ asociadas a la producción y transporte de estos productos.
Asimismo, las empresas del sector están adoptando prácticas de embalaje sostenible, reduciendo el uso de plásticos y materiales no reciclables en favor de alternativas más ecológicas. Por ejemplo, algunas compañías han implementado el uso de cartón reciclado y biodegradable en lugar de plástico en sus envases, promoviendo la economía circular en sus procesos.
El aprovechamiento de materiales reciclados se extiende a otros ámbitos del ciclismo. Proyectos innovadores están transformando neumáticos reciclados en elementos de protección para ciclistas, ejemplificando la aplicación práctica de la economía circular en el sector.
Beneficios comunitarios
La adopción de la economía circular en el ciclismo también tiene un impacto positivo en la economía local. Fomenta la creación de empleos en áreas como la reparación, reacondicionamiento y reciclaje de bicicletas, fortaleciendo las economías locales y promoviendo el desarrollo sostenible.
La participación comunitaria es otro aspecto fundamental. Proyectos comunitarios que fomentan la reparación y el intercambio de bicicletas, fortalecen los lazos sociales y promueven una cultura de reutilización y aprovechamiento. Estas iniciativas no solo benefician al medio ambiente, sino que también crean comunidades más cohesionadas y resilientes.

La economía circular en el ciclismo también se refleja en la moda deportiva como la marca Cordel Cycling con la producción de bolsas y accesorios sostenibles para ciclismo. El uso de materiales reciclados en la confección de ropa y accesorios ciclistas contribuye a la reducción de residuos textiles. Además, promueve una moda deportiva más sostenible como la línea de ropa sostenible de Ecoalf que utiliza fibras naturales y recicladas.
Para mejorar el impacto ambiental han usado redes de pesca desechadas para transformarlas en un nylon regenerado que se puede reciclar de manera infinita. Las prendas ciclistas responsables suelen ser más duraderas que las convencionales, lo que significa que se sustituyen con menos frecuencia y cada ciclista genera menos residuos.
La economía circular en el ciclismo también promueve la educación y sensibilización de los consumidores. Plataformas digitales ofrecen productos sostenibles y educan a los usuarios.
La economía circular sienta las bases para un futuro más sostenible y resiliente en la producción de bicicletas, ropa y componentes, así como, en la movilidad urbana y el deporte.