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Los 5 pasos clave que debes hacer siempre antes de salir a entrenar en bicicleta

errores de mantenimiento en tu bicicleta
Llevar periódicamente la bicicleta al taller te ayudará a evitar problemas técnicos.

De la misma manera, que antes de salir en bicicleta se mira el tiempo para vestirse con prendas más abrigadas para días con más fríos y más ligeras para los más calurosos, con la bicicleta pasa igual.

Se deben comprobar diferentes aspectos para que pueda pedalear con total seguridad y no tener ningún imprevisto durante el entrenamiento o la salida.

A continuación, te presentamos cinco pasos que debes seguir al pie de la letra si no quieres quedarte tirado.

1. Presión ruedas

Comprobar la presión de las ruedas es clave para garantizar seguridad, rendimiento y comodidad. Un inflado adecuado mejora la adherencia al terreno, optimiza la eficiencia del pedaleo y reduce el riesgo de pinchazos o reventones. Además, la presión correcta varía según el tipo de bicicleta, el peso del ciclista y el tipo de terreno.

Una presión demasiado baja puede generar mayor resistencia a la rodadura, haciendo que el pedaleo sea más pesado y aumentando la posibilidad de pinchazos por pellizco. Por el contrario, una presión excesiva reduce el agarre y la absorción de impactos, afectando la estabilidad y la comodidad. 

Para comprobar la presión de las ruedas existen varios dispositivos fáciles de usar. La bomba de pie o de mano con manómetro son ideales para inflar las ruedas y medir la presión al mismo tiempo como la SKS Rennkompressor o la Bontrager Air Support HP Pro.

Otras alternativas son el compresor con regulador de presión como el Bosch EasyPump que ajusta la presión exacta con un control digital y el manómetro digital como el Topeak SmartGauge D2 o el Schwalbe Airmax Pro para medir la presión sin necesidad de inflar.

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2. Discos finos

Comprobar que los discos de freno no rocen (que vayan finos) es fundamental para garantizar un rendimiento óptimo y una conducción segura. Un roce continuo entre las pastillas y el disco no solo genera una pérdida de eficiencia en el pedaleo al aumentar la resistencia, sino que también puede desgastar prematuramente los componentes del sistema de frenado. Además, este problema puede provocar un sobrecalentamiento de los frenos, reduciendo su capacidad de respuesta en descensos o frenadas bruscas.

Un ajuste adecuado de los frenos de disco permite un funcionamiento suave y eficiente, evitando ruidos molestos y asegurando que la potencia de frenado.

Para comprobar y solucionar el roce de los discos de freno, levanta la bicicleta y haz girar la rueda. Si escuchas un roce constante o intermitente, el disco puede estar desalineado o las pastillas demasiado cerca. También puedes observar si el disco está ligeramente doblado. Si lo está puedes corregirlo con la llave Park Tool DT-2 o con una herramienta plana, aplicando pequeños ajustes en la zona afectada.

Otras dos formas de comprobar que los discos no rocen es revisando la alineación de la pinza. Se deberá aflojar los tornillos que sujetan la pinza de freno al cuadro o a la horquilla, presionar la maneta de freno para centrar la pinza y apretar los tornillos de nuevo de forma gradual y equilibrada.

3. Cadena engrasada 

Tu pedaleo eficiente dependerá de si la cadena está bien engrasada. Mantener la cadena correctamente lubricada mejora la transmisión de la potencia, protege los componentes del desgaste y previene la acumulación de suciedad.

Para ello, es recomendable seguir unos sencillos pasos para engrasarla aplicando un lubricante adecuado según las condiciones climáticas (seco para ambientes polvorientos y húmedo para terrenos mojados), limpiar el exceso con un paño y comprobar que la cadena se deslice suavemente por los engranajes. Un mantenimiento adecuado optimiza el rendimiento, reduce la necesidad de reparaciones costosas y prolonga la vida útil de la bicicleta, evitando así que se desgaste la cadena.

Una cadena seca o sucia aumenta la fricción, lo que no solo hace que el pedaleo sea más pesado, sino que también acelera el desgaste de los piñones y platos. Además, la falta de lubricación puede provocar saltos en los cambios y ruidos molestos que afectan la experiencia sobre la bicicleta. Incluso puede suponer que tengas que cambiar de cadena.

4. Cambio electrónico con batería 

Si no quieres tener problemas durante la ruta y garantizar un rendimiento óptimo, deberás examinar que el cambio electrónico tenga suficiente batería antes de salir, asegurando que las marchas se cambien de manera precisa y rápida. Para comprobar la carga, muchos sistemas electrónicos incluyen indicadores de batería en la pantalla del ciclocomputador o en el propio cambio. 

Si la carga es baja, el sistema de cambio electrónico puede fallar o no responder correctamente y puede generar dificultades al cambiar de marchas, lo que afectaría la eficiencia del pedaleo y la seguridad, especialmente en terrenos exigentes o en ascensos.

Muchos sistemas de cambio electrónico, como el Shimano Di2 o el SRAM eTap, tienen indicadores de batería que puedes revisar a través de tu ciclocomputador o mediante una aplicación compatible. Si el nivel de la batería está bajo, conecta la batería al cargador específico del sistema. La mayoría de los cambios electrónicos tienen un cargador propio o un puerto USB para este fin.

Después de cargar la batería, revisa que el cambio electrónico esté funcionando correctamente. Se recomienda hacer una revisión periódica del sistema de cambio para asegurarse de que esté bien calibrado y funcionando de manera óptima. Muchos sistemas permiten hacer ajustes de calibración mediante una aplicación, como la Shimano Di2 App o la SRAM AXS App.

5. Hidratación 

Y por últimos e igual de importante: la hidratación. Llevar uno o dos bidones con agua y/o sales es clave para mantener un rendimiento óptimo y evitar la deshidratación durante el esfuerzo físico. La hidratación adecuada es clave para el buen funcionamiento del organismo, ya que el cuerpo pierde agua constantemente a través del sudor y la respiración. Sin un suministro constante de líquidos, se incrementa el riesgo de calambres, fatiga prematura y disminuye la capacidad de concentración.

Con el agua podrás reponer líquidos de manera regular, especialmente en entrenamientos largos o en condiciones de calor. Además, muchos ciclistas optan por utilizar bidones con sistema de apertura fácil o que incluyen electrolitos, lo que mejora la absorción de agua y previene desequilibrios. 

Antes de cada salida en bicicleta, seguir estos cinco pasos clave te ayudará a evitar imprevistos y garantizar un entrenamiento seguro y eficiente. La presión de las ruedas, los frenos bien ajustados, una cadena engrasada, un cambio electrónico con batería cargada y una correcta hidratación son aspectos esenciales para disfrutar al máximo de cada pedaleo.

Recuerda que una buena preparación no solo mejora tu rendimiento, sino que también prolonga la vida útil de tu bicicleta. ¿Tienes algún otro hábito imprescindible antes de entrenar? ¡Compártelo con nosotros en los comentarios!


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