Agua, colores, baches, curvas, líneas, viento, árboles, hojas, piedras o tierra. Hay motivos suficientes para llevar gafas siempre que se salga en bicicleta.
Dejarse las gafas de sol cuando vas a salir en bicicleta, puede parecer una tontería o un simple descuido, pero es un accesorio esencial que siempre hay que llevar encima. Incluso cuando no hace sol son igual de importantes debido a su versatilidad en diferentes entornos.
En primer lugar, son esenciales para la protección contra los rayos UV. A largo plazo, la exposición continua al sol sin protección puede derivar en problemas oculares como cataratas o degeneración macular.
Según la Academia Americana de Oftalmología, el uso de gafas con filtro UV adecuado reduce significativamente el riesgo de estas afecciones.

Incluso en días nublados, el uso de gafas es recomendable. Aunque el sol no esté visible, la luz ultravioleta sigue presente y puede afectar la visión y la salud ocular a largo plazo. Además, los cambios bruscos de luz, como al entrar en túneles o zonas de sombra, pueden ser mejor gestionados con lentes fotocromáticas que se adaptan automáticamente a la iluminación del entorno.
El viento es otro elemento que hay que evitar porque puede hacer que los ojos lloren y reducir la nitidez de la visión. También el polvo, las piedras o los insectos que pueden impactar directamente en los ojos, su función es esencial para garantizar una conducción segura.
El impacto de partículas pequeñas en los ojos puede comprometer seriamente la seguridad del ciclista, obligándolo a frenar bruscamente o desviarse inesperadamente del camino.
Útiles en carretera y montaña
En ciclismo de carretera, las gafas también juegan un papel crucial en condiciones de lluvia o niebla. Durante estos días, el agua y el barro que salpican desde las ruedas de otros ciclistas o vehículos pueden impactar directamente en los ojos, dificultando la visibilidad.
Marcas de gafas como Shimano ha desarrollado la tecnología Rydescape con lentes transparentes específicamente para estos entornos de baja visibilidad, asegurando que los ciclistas puedan seguir pedaleando con seguridad en cualquier condición meteorológica.
En cuanto al ciclismo de MTB, las lentes se vuelven aún más imprescindibles. Al rodar por senderos estrechos, la posibilidad de encontrarse con ramas o maleza a la altura de los ojos es alta. Un descuido puede provocar una lesión ocular grave o incluso una caída. Además, la presencia de barro y salpicaduras de agua en terrenos húmedos hace que las gafas sean la mejor barrera para mantener una visión clara y protegida.

Especialmente, los amantes del gravel encontrarán en las gafas un buen aliado en terrenos de grava o caminos irregulares, donde es frecuente que pequeñas piedras sean proyectadas por las ruedas de otros ciclistas. Un impacto en los ojos a gran velocidad puede ser muy peligroso y afectar la capacidad del ciclista para controlar su bicicleta.
Aerodinámicas e innovadoras
Las lentes también aportan un beneficio aerodinámico. Muchos modelos están diseñados para ajustarse perfectamente al rostro, reduciendo la resistencia al viento y mejorando la eficiencia del pedaleo. En competiciones o entrenamientos de alto rendimiento, cada pequeño detalle cuenta, y la elección de gafas adecuadas puede contribuir al desempeño general del ciclista.
Algunas marcas han desarrollado tecnologías avanzadas para mejorar la experiencia de los ciclistas. Por ejemplo, Oakley ha incorporado la tecnología Prizm en sus lentes, que mejora el contraste y la percepción de profundidad, lo que resulta especialmente útil en terrenos irregulares.
Así que, la próxima vez que salgas en bicicleta, asegúrate de llevar algunas de las mejores gafas con una relación calidad-precio excelente. No importa si hace sol o está nublado, su protección y beneficios son indispensables en cualquier condición climática y tipo de terreno. Ya sea en ciclismo de carretera o MTB, llevar gafas adecuadas puede marcar la diferencia entre un paseo seguro y un accidente evitable.