La cima mítica del ciclismo vivió una jornada inolvidable con cifras que rompen todos los moldes, aunque los protagonistas no cruzaran primeros la meta
El Mont Ventoux volvió a ser lo que siempre fue: un juez implacable y un escaparate perfecto para medir la grandeza de los gigantes. Este martes, en una de las etapas más esperadas del Tour de Francia, Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard ofrecieron un recital de proporciones épicas. Ninguno de los dos se llevó la victoria de etapa, pero eso quedó en un segundo plano. Lo que hicieron en las rampas del coloso provenzal ya forma parte de la historia del ciclismo.
La etapa 16 tenía todos los ingredientes para ser un clásico moderno: alta montaña, tensión en la general y dos de los mejores corredores de todos los tiempos cara a cara. Vingegaard, que ha vuelto al máximo nivel tras su recuperación, decidió tomar la iniciativa con varios ataques agresivos en la subida final. Pogacar respondió con su característica frialdad, sin mostrar debilidad ni un solo metro. El resultado: un duelo directo al corazón del Ventoux.
Ambos ciclistas protagonizaron una de las ascensiones más rápidas jamás registradas en esta montaña mítica. Vingegaard completó la subida en 54:32, con una potencia estimada de 6,52 W/kg, mientras que Pogacar, que fue ligeramente más rápido (54:30), generó un promedio de 6,44 W/kg.
El anterior tiempo de referencia era el de Iban Mayo en el Dauphiné de 2004, cuando paró el crono en 55:51 en una contrarreloj individual. No solo Pogacar y Vingegaard han batido esa marca, también lo han hecho otros como Primoz Roglic (55:38) y Florian Lipowitz, que se colaron por delante de aquel legendario registro.
Incluso figuras míticas como Marco Pantani, que dejó su huella con un 57:33 en una etapa en línea, quedan lejos de lo visto este martes. Y eso que el ‘Pirata’ era considerado por muchos el mejor escalador puro de su era.