De las curvas de MotoGP al asfalto de las grandes clásicas, Aleix Espargaró ha decidido reinventarse tras una carrera de dos décadas sobre dos ruedas. El expiloto ha cambiado el rugido de los motores por el sonido del viento en el pelotón. Su fichaje por el equipo Lidl-Trek como embajador e influencer se ha transformado en una oportunidad para competir en la carretera, y en julio debutará en la Clásica de Andorra según ha confirmado a El País.
Del paddock al pelotón, un cambio impulsado por la pasión
Según ha confesado, cuando Espargaró se presentó en la primera concentración del Lidl-Trek en Dénia, sus nuevos compañeros le miraban con incredulidad. “Estás loco. Con tu carrera hecha, ¿para qué meterte en esto?”, le preguntaban
A pesar de seguir vinculado a Honda como piloto de pruebas, Espargaró ha abrazado el ciclismo con disciplina. Acumula más de 7.000 kilómetros de entrenamiento en lo que va de año, de cinco a seis horas diarias en la bici, dos sesiones semanales en el gimnasio y un estricto seguimiento de la recuperación y la nutrición.
“El World Tour es una locura, pero quiero probar la carretera”
Admite que ya ha participado en diversas concentraciones con Lidl-Trek. Aunque no tiene plaza en el equipo principal, competirá con ficha del equipo Development y debutará en la Clásica de Andorra, antes de probarse en los Campeonatos Nacionales y en vueltas de una semana como el Tour de Austria y el Tour de Gran Bretaña.
Su experiencia en MotoGP le ha dado un extra en los descensos, hasta el punto de que sus compañeros le piden consejos en las bajadas. “En las subidas soy un Fiat al lado de un Ferrari, pero en las bajadas puedo aportar”, dice.
“No veo la hora de rodar en el pelotón”, confiesa con entusiasmo a El País. Aunque es consciente de que el nivel del World Tour es extremo, está decidido a exprimir esta nueva etapa.
