Aguantar, resistir, insistir, sufrir, contener y soportar. Así vivió Mathieu Van Der Poel el final de la 116ª edición de la Milan San Remo, una jornada memorable para el ciclismo que se celebró ayer sábado 22 de marzo con final en San Remo. Una resistencia del neerlandés que recuerda a la defensa numantina de hace siglos.
Todo esfuerzo y sacrificio del ciclista del Alpecin Deceuninck ante el mejor ciclista de la actualidad, Tadej Pogacar, tuvo su recompensa, reconquistar una carrera italiana que ya ganó en 2023. La carrera ofreció un espectáculo de resistencia y estrategia que culminó con un sprint final electrizante.
El rostro emocionado del neerlandés y el serio del esloveno en el podio representan la cara y la cruz de la “La Classicissima”. Aunque Pogacar quedará tercero por detrás del el italiano, Filippo Ganna, no se le puede recriminar nada porque lo intentó hasta el final. Su plan salió a la perfección, pero le faltó ganar yéndose en solitario.

Después que, conjuntos como el INEOS Grenadiers o el Alpecin Deceuninck echaran abajo la fuga del día a falta de 27 km y tras coronar las colinas habituales en la carrera (Capo Mele, Cervo y Berta), Pogacar lo probó primero en la Cipressa, a 25 kilómetros de la meta, lanzando tres ataques contundentes.
Para su sorpresa, a su rueda se soldaron Van der Poel y Filippo Ganna, formando un trío de élite que se destacaría en los kilómetros finales. Pero, el campeón del mundo en ruta tenía un plan B. La subida al Poggio fue escenario de otros dos letales ataques de un desencadenado Pogacar, que buscaba sin cesar buscarse desprenderse de sus rivales, los cuales serían superiores a él en un futuro sprint. Sin embargo, Van der Poel respondió con determinación a cada embestida, demostrando una forma física extraordinaria y una estrategia impecable.
La estrategia de carrera del especialista en ciclocross se basó en la paciencia y en atacar en el momento preciso, la cual fue clave para su éxito. El que se descolgó fue Ganna que no pudo aguantar el ritmo de los otros dos titanes, pero que en los últimos metros se juntó al dúo delantero.
Van der Poel jugó la carta con la que ganó hace dos años atacando a Pogacar a punto de coronar el Poggio. Ambos tomaron unos metros en un descenso vertiginoso, pero Ganna acabó enlazando con ellos en los últimos metros de Vía Roma, previos al sprint.
Final de ensueño
Mientras los tres se miraban y se distanciaban unos metros para calcular los metros para el sprint, Van der Poel fue el primero en atacar, dejando casi sin respiración a los ciclistas del INEOS y el UAE Emirates.
Nadie pudo seguir al campeón de ciclocross y logró así su segunda victoria en la Milán-San Remo, su séptimo Monumento ciclista y su victoria 52ª como profesional con 30 años. La tercera victoria seguida del equipo Alpecin-Deceuninck que reafirma la hegemonía del equipo en esta prueba.
Ganna, que vino desde muy atrás, aún le quedó fuelle para entrar en meta por delante de Pogacar y quedar segundo, demostrando su versatilidad y capacidad para competir en clásicas de esta envergadura. El líder del UAE siguió al pie de la letra su plan secreto, pero si algo caracteriza esta prueba es por lo imprevisible que puede llegar a ser.

Este triunfo consolida a Mathieu van der Poel como uno de los grandes nombres del ciclismo contemporáneo, capaz de brillar en diferentes terrenos y ante rivales de altísimo nivel. Su victoria en la Milán-San Remo 2025 es una prueba más de su talento y de su lugar en la élite del deporte.
La “Classicissima” de este año quedará en la memoria de los aficionados como una de las más emocionantes, gracias al espectáculo brindado por estos tres titanes del ciclismo. La embestida final de Van der Poel, su resistencia y su extraordinario rendimiento son ya parte de la historia de esta emblemática carrera.