El casco es un elemento esencial para la protección del ciclista. Recientemente os contábamos los casos en los que era conveniente cambiar el casco más allá de que existiese una rotura evidente en la estructura o las correas. Sin embargo en este artículo queremos prevenir sobre ciertas costumbres y usos que pueden hacer que tu casco se deteriore y pierda capacidad de protección.
Lo primero que tenemos que repetir es que los cascos caducan. Muchos de vosotros sabéis que no son para toda la vida y que los materiales con los que están fabricados se degradan a lo largo del tiempo. Esto hace que disminuya su nivel de protección y por tanto no sean tan fiables en caso de caída.
Y claro, cuando es nuestro órgano pensante el que está en peligro, lo mejor no es ponerlo en juego por un mal cuidado o la confianza de que “como no tiene ni un rasguño ni me he caído nunca, está en perfectas condiciones”.
Así que aquí os dejamos algunos buenos consejos que pueden ayudarte a conservar tu casco en perfectas condiciones
Fecha de caducidad
Evidentemente ten en cuenta cuándo lo compraste y cuándo se fabricó el casco. Siempre recomendamos compara los productos en tiendas que nos ofrezcan una garantía al respecto.
Limpieza
Es esencial para mantener nuestro material en perfecto estado el limpiarlo (y engrasarlo en caso de ser necesario) habitualmente. En el caso del casco será interesante limpiarlo regularmente con agua y un jabón neutro. El sudor, el barro, las cremas… pueden llegar a degradar algunos componentes importantes, como las correas de sujección.
Evita la humedad
Es importante tras lavar el casco, secarlo y airearlo. No se te ocurra nunca guardar el casco con humedad, pues es probable que la próxima vez que te lo pongas encuentres desagradables sorpresas en forma de bacterias. Y si vas a almacenarlo durante un largo periodo de tiempo, será recomendable incluir en la caja alguna bolsa de silica gel o cualquier otro tipo de químico que absorba la humedad.
Evita temperaturas extremas y los cambios de temperatura
Los materiales cuando se calientan y se enfrían, se expanden y contraen. Estas dilataciones y contracciones acaban afectando a la estructura de todo el casco, reduciendo su capacidad de protección frente a impactos. Así pues, será recomendable almacenar el casco en un lugar donde la temperatura sea estable durante todo el año.
Oscuridad
Los rayos del sol también son un agente degradante de los materiales con los que está fabricado el casco. Así pues, intenta guardarlo alejado de la luz del sol.
Transporte seguro
Durante el transporte del casco será interesante utilizar algún tipo de bolsa de protección que evite golpes innecesario. Evidentemente no es lo mismo una caída de alto impacto que un simple golpe mientras lo llevamos colgado, pero lo que está claro es que no es recomendable.
Revisión periódica
Cada cierto tiempo controla que el casco no tenga desperfectos o roturas, tanto en la estructura misma como en las correas o las hebillas. Y si así fuera, cambiarlo lo antes posible.